Saturday, July 29, 2006

 

Diccionario Americano

Seis periodistas (tres de ellos peruanos), se han reunido para elaborar un Diccionario Americano que puede consultarse on line. Es, claro, un encomiable intento, que busca reunir "palabras o frases que se usan en el habla común de países de América Latina", según reza su eslogan. Y más interesante, no es un esfuerzo de profesionales en lexicografía, sino que proviene de usuarios deseosos por reflexionar sobre el uso del español y documentar los matices propios de los vocablos castellanos en América.


Desde que, a mediados del siglo XVI, Manuel José de Ayala redactó el primer Diccionario de Voces Americanas (cuyo texto no fue publicado, increíblemente, sino hasta 1995), el interés por la suerte que el español corre en estas tierras ha ido madurando hasta convertirse hoy en una empresa a la que están dedicados muchos filólogos y lingüistas. Ya no se habla, por supuesto, de "voces castellanas mal pronunciadas" por "el vulgo criollo" en América, como decía José María Peñalver en 1795 al anunciar su proyecto de diccionario de cubanismos (del cual no se sabe si fue terminado alguna vez o si simplemente se perdió); ni de "voces corrompidas" como titulara Esteban Pichardo en 1836 a la sección de su diccionario con las palabras cuyos sonidos los americanos habían modificado (por ejemplo, tropezar > trompezar); ni de "incorrecciones", "barbarismos", "provincialismos" o "vicios del lenguaje" como serían llamados por los varios diccionarios y recopilaciones que se sucedieron durante el XIX y comienzos del XX.

Hoy día ya no se busca acusar al español americano de haber perdido el rumbo, sino más bien tratamos de saber hasta dónde nos ha conducido la lengua en estos lares y cómo ha sido modificada por sus nuevos hablantes sin dejar de ser aún español. En este momento están en marcha dos importantes proyectos para elaborar diccionarios de americanismos. El primero, iniciado en 1978, es el llamado Proyecto de Augsburgo, un monumental conjunto de Diccionarios contrastivos del español de América, conducido por Günther Haensch y Reinhold Werner, de los cuales se han publicado ya los correspondientes a Argentina, Colombia y Uruguay. El segundo es el Diccionario Académico de Americanismos, que todas las Academias de la Lengua americanas, en coordinación con la RAE, acordaron elaborar en 1951; el plan estuvo dormido por un buen tiempo, pero, bajo la conducción de Humberto López Morales, ya se han recogido más de 100,000 palabras (lo que es interesante, porque el actual DRAE tiene solo 88,431) y, según noticias recientes, se espera terminarlo para el 2008.

Frente a esto, no faltará quien piense que la contribución del mencionado Diccionario Americano en internet es muy modesta o incluso insignificante. Yo no creo eso. Ciertamente, al final será necesario acudir a los diccionarios académicos antes descritos, pero mientras tanto los hablantes de español tenemos en este novísimo proyecto un precioso adelanto de la exuberante diversidad que la lengua ha alcanzado en nuestros países; e incluso más, podemos añadir comentarios, porque está organizado en forma de blog, y todos pueden aportar ejemplos y evaluar las entradas. No es el único en la red, sin embargo. Ya hace varios funciona un Diccionario Americano on line, elaborado por Almiray Jaramillo; aunque este último no es un blog, admite sugerencias y contiene también leyendas y otros datos sobre Latinoamérica. A ambos, muchas gracias.

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Thursday, July 27, 2006

 

Hombre público, mujer pública

A mediados de los 90, el Instituto de la Mujer, organismo del Ministerio español de Trabajo y Asuntos Sociales, a través de su Comisión Consultora sobre el Lenguaje (llamada NOMBRA), inició una revisión de las palabras castellanas con miras a detectar trazas de machismo en nuestra lengua. Como imaginarán, les fue bastante fácil reconocer un patrón claro en la distribución de los significados y el género: un buen número de sustantivos y adjetivos presentan una asimetría entre la acepción masculina, que alude a un concepto elogioso o neutro, y la femenina, que es un insulto de carácter sexista (generalmente, prostituta). He aquí algunos ejemplos (tomados del Diccionario de la Real Academia):

Bicho: Animal (entre otras acepciones)
Bicha: (El Salvador) Mujer que mantiene relaciones amorosas

Cualquier: Adjetivo indefinido. Cualquiera.
Cualquiera: Mujer de mala vida (entre otras acepciones)

Golfo: Gran porción de mar que se interna en la tierra entre dos cabos
Golfa: Prostituta (entre otras acepciones)

Hombrezuelo: Diminutivo de hombre [como es regular, no está en el DRAE]
Mujerzuela: Mujer perdida, de mala vida.

Hombre público: El que tiene presencia e influjo en la vida social
Mujer pública: Prostituta

Lobo: (Perú) astuto, agudo (entre otras acepciones)
Loba: Mujer sensualmente atractiva (entre otras acepciones)

Perdido: Hombre sin provecho y sin moral (entre otras acepciones)
Perdida: Prostituta (entre otras acepciones)

Perro: Mamífero doméstico de la familia de los Cánidos (entre otras acepciones)
Perra: Prostituta (entre otras acepciones)

Puto: Hombre que tiene concúbito con persona de su sexo
Puta: Prostituta

Zorro: Hombre muy taimado y astuto (entre otras acepciones)
Zorra: Prostituta (entre otras acepciones)

Cuando el grupo NOMBRA solicitó a la Academia que corrigiera estas asimetrías, se originó un debate un poco desenfocado. Los especialistas de la Academia respondieron que su trabajo era simplemente recoger el uso real de esas palabras, sin interferir: una regla de Quintiliano, Consuetudo certissima est loquendi magistra (el uso es el gran maestro del habla), fue el escudo de la Academia en este caso. Ese principio es impecable, por cierto (aunque la Academia no siempre le haga caso), pero si lo tomamos realmente en serio, la obligación de lexicógrafos y lexicógrafas (es decir, de quienes escriben diccionarios) es registrar no solamente el significado lato de las palabras sino las condiciones precisas de su empleo. Es para todos evidente que perra o zorra son insultos machistas y así deberían estar consignados---ocasionalmente, la Academia señala como coloquialismo alguna de estas acepciones, pero ese término es demasiado general y oculta el carácter injurioso de esos usos.

Por supuesto, la verdadera solución consiste en que quienes hablamos español desterráramos de nuestra forma de hablar esos insultos. Desgraciadamente, estamos muy lejos de esa situación ideal. Y para muestra, un botón. Hace dos días, el flamante congresista Carlos Torres Caro, se permitió este dislate:

"El hombre público es como la mujer pública: todo el mundo tiene derecho a meterle la mano".
Perú21, martes 25 de julio del 2006

Lo peculiar en este caso es ese ominoso tiene derecho. El congresista pudo haber dicho algo como desgraciadamente todo el mundo le mete la mano, paliando de alguna manera los efectos de la oposición hombre público / mujer pública (mejor hubiera sido que eligiera otra manera de desahogar su frustración de ser hombre público, por supuesto); sin embargo, al elegir tiene derecho nos revela no solo cuán profundamente está arraigado el machismo en el horizonte conceptual de muchas personas, sino también cuál es el verdadero papel de expresiones como las antes mencionadas: una perra, una golfa, una zorra son todas mujeres públicas, mujeres de todos, seres humanos sobre quienes todos tienen derecho. Es claro que la función de esas palabras es preservar el carácter machista de nuestra sociedad.

Tal vez, entonces, no sea inútil, sino al contrario, necesario y urgente, que la Academia reporte eso en su diccionario.

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Tuesday, July 25, 2006

 

Congresistas juramentan en quechua


Según la Constitución de 1993, el quechua es una de las lenguas oficiales en el Perú. Aunque pudiera parecer que esto es más una declaración simbólica que un hecho sustantivo, sí les da derecho a los hablantes de esa lengua a usarla en actos oficiales. Haciendo uso de ese derecho, las congresistas María Cleofé Sumire, Margarita Sucari e Hilaria Supa tomaron su juramento en quechua, su lengua nativa. La dirección del Congreso, como corresponde, no solo lo permitió sino que incluso proporcionó un traductor.

A quienes piensen que este es solo un pequeño paso (o incluso uno vacuo) en el reconocimiento de las lenguas y culturas de origen no hispano en el Perú, quizá convenga recordales el caso de Leyla Zana, una parlamentaria kurda en el Congreso turco, quien, también durante su toma de posesión en 1991, se atrevió a agregar estas palabras en kurdo a su juramento: Yo lucharé para que los kurdos y los turcos puedan vivir juntos en un ambiente democrático. Eso bastó para que los parlamentarios turcos se levantaran de sus asientos al grito de "terrorista" y "separatista", pues el uso del kurdo en Turquía estaba estrictamente prohibido (los kurdos son una minoría étnica en ese país, con varios movimientos separatistas). Después de eso, el gobierno turco inició una persecusión contra ella que culminó en 1994 con su condena a quince años de prisión; solo sería liberada después de diez años, en el 2004, bajo fuerte presión internacional, en el contexto del inicio de las negociaciones para que Turquía fuera incluida en la Unión Europea (lo cual también ha ayudado a aliviar la situación de los kurdos: hoy pueden hablar su lengua en la televisión sin temor a ir a la cárcel, por ejemplo).

El derecho a usar la propia lengua no es pues un derecho inocente o trivial. Está profundamente conectado con el reconocimiento a la identidad de los demás, que es el necesario paso hacia el respeto mutuo. Quizá no lo notemos bien, pero hoy ha sido un día importante en el Perú.

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Sunday, July 09, 2006

 

Consejos como cuidarse de barcos balleneros

La conjunción subordinante adversativa a pesar (de) que normalmente indica el hecho de que algo ocurre en contra de lo que se esperaba, o salvando algún tipo de escollo. Hay variedad en su expresión, pero esta se encuentra generalmente limitada a la presencia o ausencia de la preposición de. El discurso prescriptivo (por ejemplo, el último Diccionario Panhispánico de Dudas) condena como queísmo la ausencia de de en a pesar que, aunque es bastante común en el discurso formal también.

Encuentro en La República de hoy un párrafo que no solo muestra el ya mencionado queísmo, sino que aparentemente modifica también el contenido de esta expresión:
El cuento narra la historia de Rosa, una ballena bebé que a pesar que de sus padres recibe consejos como cuidarse de barcos balleneros, se resiste a aceptar alimento porque piensa que su menú, el krill, pequeños crustáceos marinos, como ella, también tienen mamás y papás. La pequeña Rosa se vuelve la primera ballena vegetariana.
La República, 9 de julio del 2006

En el uso estándar de a pesar (de) que, los dos elementos vinculados deben guardar una relación relevante, que de algún modo revele cómo uno es una dificultad para el otro; esto es, si digo X a pesar de Y, Y debe guardar alguna forma de contradicción con respecto a X. Por ejemplo, si digo Iré al cine a pesar de que mis padres me lo han prohibido, el hecho de que mis padres me hayan prohibido ir al cine es obviamente un escollo para mi intención de ir; precisamente, la expresión a pesar (de) que se usa cuando se ha sobrepasado ese escollo, o se ha decidido que no importan las consecuencias.

Sin embargo, a primera vista, esto no es lo que ocurre en el texto; allí la parte Y equivale a de sus padres recibe consejos como cuidarse de barcos balleneros, pero no es nada obvio por qué esto pudiera ser un escollo para resistirse a aceptar alimento. ¿Qué tienen que ver los barcos balleneros con el deseo de la ballena de negarse a comer krill? Sus padres bien pudieran enseñarle a esquivar barcos balleneros y estar felices con una ballenita vegetariana. A menos que falte algún detalle crucial de la historia, el texto no tiene un claro sentido.

Hay un asunto adicional. Si en efecto la intención del redactor fuera decir que los consejos de los padres eran acerca de cómo cuidarse de los barcos, podríamos pensar que hay un problema en esta parte del texto. La expresión en español estándar debiera haber sido also así como de sus padres recibe consejos sobre cómo cuidarse de barcos balleneros; es decir, faltaría una preposición que vincule la cláusula infinitiva con el resto de la frase y cómo debiera llevar tilde pues sería en verdad un interrogativo indirecto.

Sospecho, sin embargo, que lo que ha ocurrido es algo diferente. Creo que el redactor tenía la intención de escribir lo siguiente:

El cuento narra la historia de Rosa, una ballena bebé que a pesar que de sus padres recibe
consejos, como cuidarse de barcos balleneros, se resiste a aceptar alimento

Es decir, como cuidarse de barcos balleneros debiera estar entre comas, puesto que es meramente un ejemplo del tipo de consejos que los padres le daban a la ballenita, no los únicos consejos (la expresión sin la coma inicial es una cláusula restrictiva). De esta manera, podemos deducir que, además, los padres le aconsejaban no ser vegetariana, con lo cual el texto recupera su sentido. Además, ahora sí estamos seguros de que como no es un interrogativo puesto que es en verdad equivalente a por ejemplo.

Un detalle crucial falta (que es en verdad la razón por la que escribo esta nota, a la que todo lo anterior sirve como necesaria introducción). Si el razonamiento previo es correcto, cuidarse de barcos balleneros representa un caso de uso imperativo de la forma infinitiva. Esto es bastante raro en el discurso formal, pero no en el habla informal, donde expresiones como a comer y otras similares son comunes. En otras palabras, como cuidarse de barcos balleneros quiere decir en el texto citado algo así como por ejemplo, que se cuide de los barcos balleneros. La ausencia de la coma nos ha ocultado este interesante giro.

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Friday, July 07, 2006

 

Por la lengua mueren


En su libro 1421: The Year the Chinese Discovered America (que fuera publicado primero bajo el título 1421: The Year the Chinese Discovered the World), el ex comandante de submarinos de la Armada británica Gavin Menzies apila una montaña de datos ambiguos y parciales para sugerir la idea de que el almirante Zhou Man, comandante de la flota del emperador chino Zhu Di, arribó a la costa pacífica del continente americano años antes de que Cristóbal Colón llegara por el Atlántico.

Entre los datos que presenta, hay varios de naturaleza lingüística. Todos ellos, sin embargo, han sido refutados sonoramente por los especialistas, quienes han mostrado convincentemente que el comandante Menzies ni siquiera se ha tomado la molestia de cotejar datos obvios y bien conocidos. Puede verse un resumen de los argumentos lingüísticos del libro (y sus refutaciones) aquí, elaborado por el lingüista Bill Poser.

Entre estos, hay una rápida referencia al Perú. Dice Menzies en la página 226:

Until the late nineteenth century, villagers in a mountain village of Peru spoke Chinese.
[Hasta el siglo XIX, algunos habitantes de cierto pueblo peruano en la montaña hablaban chino ]
Curiosamente, esto es parcialmente cierto, aunque nunca podría ser tomado como evidencia de un descubrimiento temprano de América por los chinos. Porque los hablantes de chino que había en el Perú en el siglo XIX fueron importados para trabajar como cuasi-esclavos durante el mismo siglo XIX. Son los llamados coolíes (en la foto, un trabajador chino encadenado en una plantación azucarera de Chicamita, La Libertad, alrededor de 1860-70). Así de serios son los argumentos de Menzies.

Como es común, los embusteros no siempre prestan atención a los detalles lingüísticos (lo mismo le pasa a Dan Brown con el Código Da Vinci, y a otros muchos). Eso es bueno porque nos permite desenmascararlos fácilmente. Por la lengua mueren.

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Sunday, July 02, 2006

 

El idioma de los argentinos es mi sujeto

[texto corregido: gracias a los comentaristas por su información]

El Diccionario de la Real Academia registra ocho significados diferentes para sujeto. El segundo de ellos está relacionado con ser el tema o asunto de una investigación o de una charla. Sin embargo, al menos para mi dialecto, emplearla en ese sentido resulta muy extraño. Me recuerda a la palabra inglesa subject, que sí tiene este último sentido, que proviene del latín, aunque de un modo algo peculiar pues se trata de una abreviación de subject matter, que es a su vez una traducción directa de subjecta materia, expresión del latín medieval que quería decir algo así como materia sometida, esto es, el tema sometido a consideración (subiectus, de donde el español sujeto deriva, es el participio pasado de subiicĕre, un verbo latino que significa someter). Cuando el español entra en contacto con el inglés (y se produce lo que algunos llaman Spanglish), es muy frecuente que los hablantes, que en otras circunstancias usaría tema y no sujeto, empleen esta última palabra. He aquí un ejemplo, tomado de la traducción del Quijote al Spanglish hecha por el profesor Ilán Stavans:
La gente say que su apellido was Quijada or Quesada –hay diferencia de opinión entre aquellos que han escrito sobre el sujeto– but acordando with las muchas conjecturas se entiende que era really Quejada
El Quijote, Capítulo I, versión de Ilán Stavans
Por si el lector no acostumbrado al Spanglish se pierde un poco, reproduzco la versión original, tomada de la edición de Francisco Rico:
Quieren decir que tenía el sobrenombre de «Quijada», o «Quesada», que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben, aunque por conjeturas verisímiles se deja entender que se llamaba «Quijana»
El Quijote, Capítulo I, edición de Francisco Rico
No es una sorpresa encontrar estos usos en comunidades que viven en zonas de contacto entre el inglés y el español, por supuesto. Pero quizá sí lo sea encontrar este mismo uso en alguien como Jorge Luis Borges, cuya prosa es poco menos que el paradigma supremo del español culto en el último siglo; sin embargo, en el segundo párrafo de su ensayo El idioma de los argentinos (1928) Borges escribe:
El idioma de los argentinos es mi sujeto. Esa locución, idioma argentino, será, a juicio de muchos, una mera travesura sintáctica, una forzada aproximación de dos voces sin correspondencia objetiva. Algo como decir poesía pura o movimiento continuo o los historiadores más antiguos del porvenir. Un embeleco del que ninguna realidad es sostén.
Eso nos deja con una pregunta interesante, por supuesto. ¿Está Borges dejándose invadir por el sentido del inglés subject? Noten que, si esto es verdad, quiere decir que, técnicamente, está usando Spanglish---después de todo, como saben los especialistas, el locus del contacto de lenguas es la mente del hablante (y Borges ya traducía del inglés a los siete años). Sin embargo, como me hacen notar algunos comentaristas, sí existen evidencias del uso del término en otros tiempos y, quizá, en otras comunidades.

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