Thursday, July 27, 2006

 

Hombre público, mujer pública

A mediados de los 90, el Instituto de la Mujer, organismo del Ministerio español de Trabajo y Asuntos Sociales, a través de su Comisión Consultora sobre el Lenguaje (llamada NOMBRA), inició una revisión de las palabras castellanas con miras a detectar trazas de machismo en nuestra lengua. Como imaginarán, les fue bastante fácil reconocer un patrón claro en la distribución de los significados y el género: un buen número de sustantivos y adjetivos presentan una asimetría entre la acepción masculina, que alude a un concepto elogioso o neutro, y la femenina, que es un insulto de carácter sexista (generalmente, prostituta). He aquí algunos ejemplos (tomados del Diccionario de la Real Academia):

Bicho: Animal (entre otras acepciones)
Bicha: (El Salvador) Mujer que mantiene relaciones amorosas

Cualquier: Adjetivo indefinido. Cualquiera.
Cualquiera: Mujer de mala vida (entre otras acepciones)

Golfo: Gran porción de mar que se interna en la tierra entre dos cabos
Golfa: Prostituta (entre otras acepciones)

Hombrezuelo: Diminutivo de hombre [como es regular, no está en el DRAE]
Mujerzuela: Mujer perdida, de mala vida.

Hombre público: El que tiene presencia e influjo en la vida social
Mujer pública: Prostituta

Lobo: (Perú) astuto, agudo (entre otras acepciones)
Loba: Mujer sensualmente atractiva (entre otras acepciones)

Perdido: Hombre sin provecho y sin moral (entre otras acepciones)
Perdida: Prostituta (entre otras acepciones)

Perro: Mamífero doméstico de la familia de los Cánidos (entre otras acepciones)
Perra: Prostituta (entre otras acepciones)

Puto: Hombre que tiene concúbito con persona de su sexo
Puta: Prostituta

Zorro: Hombre muy taimado y astuto (entre otras acepciones)
Zorra: Prostituta (entre otras acepciones)

Cuando el grupo NOMBRA solicitó a la Academia que corrigiera estas asimetrías, se originó un debate un poco desenfocado. Los especialistas de la Academia respondieron que su trabajo era simplemente recoger el uso real de esas palabras, sin interferir: una regla de Quintiliano, Consuetudo certissima est loquendi magistra (el uso es el gran maestro del habla), fue el escudo de la Academia en este caso. Ese principio es impecable, por cierto (aunque la Academia no siempre le haga caso), pero si lo tomamos realmente en serio, la obligación de lexicógrafos y lexicógrafas (es decir, de quienes escriben diccionarios) es registrar no solamente el significado lato de las palabras sino las condiciones precisas de su empleo. Es para todos evidente que perra o zorra son insultos machistas y así deberían estar consignados---ocasionalmente, la Academia señala como coloquialismo alguna de estas acepciones, pero ese término es demasiado general y oculta el carácter injurioso de esos usos.

Por supuesto, la verdadera solución consiste en que quienes hablamos español desterráramos de nuestra forma de hablar esos insultos. Desgraciadamente, estamos muy lejos de esa situación ideal. Y para muestra, un botón. Hace dos días, el flamante congresista Carlos Torres Caro, se permitió este dislate:

"El hombre público es como la mujer pública: todo el mundo tiene derecho a meterle la mano".
Perú21, martes 25 de julio del 2006

Lo peculiar en este caso es ese ominoso tiene derecho. El congresista pudo haber dicho algo como desgraciadamente todo el mundo le mete la mano, paliando de alguna manera los efectos de la oposición hombre público / mujer pública (mejor hubiera sido que eligiera otra manera de desahogar su frustración de ser hombre público, por supuesto); sin embargo, al elegir tiene derecho nos revela no solo cuán profundamente está arraigado el machismo en el horizonte conceptual de muchas personas, sino también cuál es el verdadero papel de expresiones como las antes mencionadas: una perra, una golfa, una zorra son todas mujeres públicas, mujeres de todos, seres humanos sobre quienes todos tienen derecho. Es claro que la función de esas palabras es preservar el carácter machista de nuestra sociedad.

Tal vez, entonces, no sea inútil, sino al contrario, necesario y urgente, que la Academia reporte eso en su diccionario.

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Comments:
hola señor Mondoñedo, recien me entero de la existencia de su pagina web, y quiero felicitarlo por tan excelente pagina, estoy muy agradecido por que usted comparte sus conocimientos y así nosotros los navegantes de la red podemos enterarnos y obtener informaciones valuiosas. la forma como me expreso demuestra mi baja formacion, pero creo que con su pagina web voy a aprender mucho.
saludos y abrasos
 
Excelentes acotaciones. Que se cuide Martha Hildebrandt que ya le salió competencia (en el mejor sentido de la frase).
 
NO HABÍA REFLEXIONADO AL RESPECTO. ES INTERESANTE. GRACIAS POR LA ILUSTRACIÓN.

TAYLOR
 
Me parece encomiosa su labor en este Blog, además muy necesaria porque los diccionarios no alcanzan a actualizarse cuando ya las cosas van cambiando en el lenguaje usual. Estoy de acuerdo con un comentario que leí en otra página de este Blog (buscando la palabra empoderar) no es que el lenguaje se dañe o se pervierta, el lenguaje es dinámico y responde a las circunstancias de su uso. Así ha sido siempre y supongo... que siempre se han mirado con extrañeza los cambios y los barbarismos o neologismos que entre otros son los que construyen las nuevas lenguas... es inevitable.
 
Señor Rodríguez Mondoñedo. Gracias por su escrito. Sobre la solución propuesta, el desuso, creo que es muy demorada. Primero le incorporan una anotación que dice: “En desuso” después “antiguamente” hasta que finalmente desaparece. Agora. Esto por 10 o 20 años lapso durante el cual su permanencia incita a los cazadores de tesoros la rescata y revive. Para hacer tabla rasa mi propuesta consiste en usar las palabras contra los hombres dando la connotación injuriosa, calumniosa y así, en menos de 10 años, la discriminación lingüística desaparece.
Atte. YASABIA
 
Perdón, pero cuántas bobadas. Palabras como "puto", "golfo" y "bicho", masculinas, tienen connotaciones negativas. Hay palabras para designar algo negativo en un hombre que no tienen equivalente femenino. Por ejemplo "el crápula", que indica un HOMBRE de vida licenciosa, mientras que no existe "la crápula" para indicar a una mujer de vida licenciosa.

Recordemos además que las que más usan apelativos como "zorra", "perdida" y demás son, precisamente, algunas mujeres contra otras mujeres.
Que un "hombre público" sea una cosa y una "mujer pública" otra completamente distinta se explica por motivos históricos que nada tienen que ver con el machismo. ¿No será que lo que algunos llaman "machismo" es, en realidad, las diferencias que la naturaleza ha impuesto a ambos sexos? ¿Es machista la naturaleza por no haber hecho a las mujeres tan fuertes como los hombres? ¿Discrimina la naturaleza a los hombres por no permitirles poder parir o dar el pecho?

Pretender cambiar el idioma y el lenguaje por motivos del feminismo (es decir, motivos políticos) es ir demasiado lejos. ¿Eliminamos del diccionario las palabras que nos incomoden? Eso sería como cuando Stalin ordenaba que en las fotografías históricas se eliminase con aerógrafo a los personajes que habían caído en desgracia. O como cuando Mussolini ordenaba expurgar de la lengua italiana todas las palabras de origen extranjero. El feminismo pretende algo parecido, eliminando lo que no se adapte a su ideología.

En fin, sres., esta obsesión utópica por hacer idénticos a los dos sexos no puede conducir a nada bueno, porque la naturaleza nos ha hecho diferentes, y llevarle la contraria a la naturaleza es un juego de lo más arriesgado.

Disculpen el atrevimiento de disentir.
 
No, no se trata de eliminar del diccionario las palabras que sí se usa. Eso es absurdo, por supuesto. Mientras las palabras se usen, deben estar en el diccionario, sean o no insultos.

Se trata de que no se insulte.
 
Que absurdas pueden ser las discusiones de dizque feministas que se prenden de cualquier cosa para quejarse. Las mujeres y los hombres somos diferentes, no iguales, solo tenemos los mismos derechos. Será machista escribir mujeres antes que hombres?.
Eso es absolutamente ridículo. Últimamente noto que las mujeres son más machistas que feministas, porque no les conviene ser totalmente feministas. El mundo es y debe ser machista porque Dios así lo quiso, porque dios también es hombre.
 
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