Monday, August 28, 2006

 

Lenguaje de Señas Peruanas

Aunque el libro de Levítico, que es también parte de la Torah, advierte: “No maldecirás al sordo” (Lv 19, 14), el Talmud limita el derecho de los sordos a la propiedad y restringe su participación en el culto. El hijo de Creso, rey de Lidia, fue desheredado por ser “sordo y tonto”. Aristóteles concluyó que los sordos eran incapaces de aprender y razonar. Los juristas romanos los despojaron de sus derechos ciudadanos. Veda El Venerable nos cuenta, como si fuera un milagro, cómo San Juan de Beverley le enseñó el alfabeto a “un niño tonto de Hexham”, que era sordo. George Dalgarno, prominente filólogo inglés, lleno de preocupación por el bienestar de los sordos, escribió un manual para su educación al que tituló Didascalocophus, tutor para sordos y tontos. Sordos y tontos. Esas palabras se han usado casi como sinónimos por cientos, miles de años. Existe casi desde siempre la singular creencia de que nuestro uso del lenguaje revela, de alguna manera inefable, nuestro nivel de inteligencia; que si alguien “habla mal” (lo que siempre quiere decir “no como nosotros”) es porque es tonto o inculto o bárbaro. Las víctimas más trágicas de ese milenario prejuicio han sido, y continúan siendo hoy, las personas con discapacidades auditivas, dada la común, pero igualmente equivocada, identificación entre lenguaje y sonido. El Perú, por desgracia, no es una excepción.

Contra lo que se creyó por mucho tiempo, hoy sabemos que los sistemas de signos manuales que las comunidades de sordos crean son lenguas de pleno derecho, que tienen una gramática similar a las lenguas sonoras (con fonología, morfología, sintaxis y demás), una configuración estructural igual de compleja y una capacidad expresiva igualmente potente. Estas lenguas han sido elaboradas, a veces, casi de la nada, en todos los rincones del mundo donde se ha reunido a un (a veces muy pequeño) número de personas que no podían usar el medio sonoro (y, por supuesto, también ha ocurrido en el Perú). Como las lenguas sonoras, las lenguas de signos no son las mismas en las diversas geografías donde surgen, ni son simplemente un traslado de la lengua sonora del lugar. Los hablantes de la Lengua de Signos Americana (formada en USA) no se entienden con los hablantes de la Lengua de Signos Británica (de uso en Inglaterra). Los usuarios de la Lengua de Signos Española no hablan la misma lengua que los de las diferentes lenguas de signos en Latinoamérica (que a su vez, no se entienden entre sí).

En el Perú las comunidades de personas sordas usan el llamado Lenguaje de Señas Peruanas (o Lenguaje de Señas Peruano o también Lengua de Signos Peruana, LSP). Dada la escasísima atención que la mayoría de peruanos prestan a las lenguas en su territorio, quizá no sea una mayor sorpresa para el lector si digo que sabemos muy poco sobre el LSP. Y no me refiero simplemente al ciudadano de a pie, a los periodistas o a los congresistas. No contamos con ninguna descripción sistemática, no tenemos diccionarios exhaustivos, prácticamente no hay estudios especializados sobre el LSP; y menos aun, legislación que proteja a sus usuarios o un sistema de acreditación de intérpretes (todo lo cual sí existe en muchas otras partes, incluyendo varios países latinoamericanos). En nuestro país, desgraciadamente, el LSP no goza todavía de pleno reconocimiento ni por parte del Estado ni de los intelectuales ni de la población en general. Alguna preocupación ha surgido, sin embargo, de parte de maestros y psicólogos, quienes lidian con la educación del niño sordo. Fruto de ese esfuerzo es el Manual de Lenguaje de Señas Peruanas (1996), editado por el Ministerio de Educación, que es una suerte de vocabulario de LSP, con dibujos y descripciones simples de los signos (las figuras de este post están tomadas de allí). Que yo sepa, a la fecha no hay ninguna descripción de LSP hecha por gramáticos.

Una excepción al casi unánime silencio de los lingüistas peruanos sobre el LSP son los trabajos de Irene García Benavides; aunque tienen una orientación psicolingüística y pedagógica antes que gramatical, constituyen los únicos estudios elaborados sobre el LSP. Su tesis de Licenciatura, Lenguaje de señas entre niños sordos de padres sordos y oyentes (UNMSM, 2002), investiga el diferente nivel de comprensión de LSP entre un grupo de niños nacidos en familias sordas y otro de niños nacidos en familias oyentes; la comparación no es decisiva, principalmente por el reducido tamaño de la muestra (doce niños en total) y porque aplica un solo ejercicio de comprensión, sin prestar atención a los aspectos gramaticales; se trata sin embargo de un documento esclarecedor que debería revisar cualquiera que quiera saber algo sobre el lenguaje de los sordos. En su tesis de Maestría, Métodos de enseñanza y nivel de competencia bilingüe castellano-lengua de señas peruana en adultos (CPAL-PUCP, 2005), la autora muestra que el método educativo oralista (que no hace uso de LSP y pretende educar únicamente en español) no ofrece realmente ninguna ventaja con respecto al aprendizaje del español por parte del niño sordo, y sostiene la idea de que es preferible una educación integral, que incluya al LSP.

Aunque son un excelente primer paso en la investigación de un tema largamente postergado, estos estudios están muy lejos de agotar las múltiples preguntas suscitadas por el LSP. En estos días en que la cuestión de las lenguas peruanas se debate en la escena oficial, quizá sea momento de incluir los problemas específicos del Lenguaje de Señas Peruanas. ¿O vamos a esperar hasta que un hablante de LSP llegue a ser congresista?

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Wednesday, August 23, 2006

 

Quechua y Aymara en la Red

Como de casi todo, el cyberespacio está lleno de información sobre el quechua y el aymara. Si uno busca quechua o aymara en Google, encuentra millones de páginas al respecto, la mayoría, como casi siempre, en inglés. Como en todos los temas, la información es muchas veces repetitiva, desordenada, incompleta, poco confiable. No faltan, sin embargo, sitios excelentes y muy recomendables. Hoy quiero hablar de tres de ellos.

El primero es Aymara Uta, una magnífica página dedicada a discutir y reflexionar sobre el lenguaje, la cultura y la organización política de los aymara. Uno encuentra allí noticias y debates sobre los más variados aspectos de la lengua y sus hablantes, recursos electrónicos, ayudas lingüísticas, enlaces, bibliografía, y más. La página ha estado activa por doce años, lo que la convierte en una de las pioneras de su género en la red.

En segundo lugar está RunasimiNet, un curso de Quechua on line, que no se limita a la exposición de los rasgos gramaticales de la lengua sino que analiza su demografía, sus orígenes y su diversidad. Ha sido elaborado por lingüistas de la Pontificia Universidad Católica, quienes también mantienen un blog con discusiones sobre las distintas facetas del quechua en nuestro país.

Finalmente, Quechua Language and Linguistics, un portal que, aunque está originalmente en inglés, ha traducido grandes porciones de la información que provee. Es posible encontrar allí sesudas explicaciones a las preguntas más frecuentes sobre el quechua (y hay también bastante sobre aymara); los autores se han propuesto demoler los mitos más frecuentes en relación con las lenguas andinas, además de informar sobre becas de investigación, libros sobre la lengua, entre otros. Recientemente ha añadido un conjunto de grabaciones para poder escuchar los sonidos del quechua.

Evidentemente, no son estas páginas las únicas recomendables, pero son tres que vale la pena visitar con frecuencia.

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Sunday, August 20, 2006

 

En las zonas donde predominen

El 30 de octubre del año 2003, el entonces presidente Alejandro Toledo promulgó la Ley N° 28106, llamada Ley de Reconocimiento, Preservación, Fomento y Difusión de las Lenguas Aborígenes. En su artículo primero se lee:
Artículo 1°
La presente Ley tiene por objeto reconocer como idiomas oficiales, en las zonas donde predominen, además del castellano, el quechua y el aimara, las lenguas aborígenes consideradas en el Mapa del "Patrimonio Lingüístico y Cultural del Perú, Familias Lingüísticas y Lenguas Peruanas"
Ley N° 28106

Hay un curioso problema de redacción aquí, ocasionado por la distribución de las comas y el orden de los incisos (siempre tan traicioneros). ¿Cuál es el objeto del verbo reconocer? Esta no es una pregunta trivial o marginal porque ese es precisamente el declarado objeto de la ley; en palabras más directas, queremos saber qué es exactamente lo que la ley reconoce como lenguas oficiales, en las zonas donde predominen. A primera vista la respuesta es simple: el castellano, el quechua, el aimara y las otras lenguas aborígenes. Sin embargo, esa no es la única interpretación.

Cuando usamos la expresión además de, hay la posibilidad opcional de entender que estamos añadiendo algo a un conjunto previamente formado de elementos. Por ejemplo: esta nueva ley reconoce como herederos, además de los hijos dentro del matrimonio, a los hijos extramatrimoniales. En este caso, es posible interpretar que los hijos dentro del matrimonio ya estaban reconocidos previamente como herederos y que la nueva ley añade como herederos a los hijos extramatrimoniales. En ese mismo sentido, sería posible entender en el artículo primero de la Ley 28106 que el objeto de reconocer es simplemente las otras lenguas aborígenes, y que la cláusula además del castellano, el quechua y el aimara, presupone que estas últimas lenguas ya han sido reconocidas anteriormente. Esta lectura, aparentemente sin consecuencias, se convierte en relevante cuando consideramos el alcance del inciso en las zonas donde predominen. Bajo esa última interpretación, en las zonas donde predominen ¿afecta únicamente a las otras lenguas aborígenes o incluye al castellano, al quechua y al aimara? Las dos alternativas son posibles: la redacción es ambigua. Es decir, hay una lectura de ese artículo, según la cual el carácter oficial del castellano, el quechua y el aimara no está restringido a las zonas donde predominen. Lo cual significaría que Martha Hildebrant no tiene razón al exigir que se hable en castellano en el Congreso.

Desgraciadamente, hay una forma de bloquear esa interpretación. El artículo 48 de la Constitución de 1993 dice:
Artículo 48
Son idiomas oficiales el castellano y, en las zonas donde predominen, también lo son el quechua, el aimara y las demás lenguas aborígenes, según la ley.
Constitución Política del Perú (1993)
Aquí la redacción es cristalina: el carácter oficial del quechua, el aimara y las demás lenguas aborígenes está restringido a las zonas donde predominen. Es más, este texto es incluso mucho más castellanista que la Ley 28106. Según esta última, incluso si consideramos que en las zonas donde predominen afecta al castellano, al quechua y al aimara, el castellano no sería oficial en las zonas donde no predomine, pero según la Constitución es oficial en todas partes, porque en las zonas donde predominen modifica únicamente a la frase el quechua, el aimara y las demás lenguas aborígenes. Dado que una Ley no puede contradecir una norma constitucional, toda interpretación de la Ley 28106 que contradiga al artículo 48 de la Constitución debe ser descartada.

Esto no justifica a Martha Hildebrant, sin embargo. Ni la ley ni la Constitución prohíben el uso de lenguas no oficiales; bajo el principio de que uno no puede ser impedido de hacer lo que la ley no prohíbe, cualquiera puede hablar en cualquier lengua allí donde le plazca---lo cual no hace sino poner de manifiesto que a la ley le falta una definición operativa de la noción de lengua oficial (el artículo 6° de la Ley 28106 habla de un reglamento, pero yo no lo he encontrado por ninguna parte).

No quiero terminar sin añadir una vuelta de tuerca.

¿En qué zonas predominan el quechua, el aimara y las otras lenguas aborígenes? A primera vista, eso es fácil de resolver: basta buscar la información en el sitio oficial del INEI. Una complicación aparece, sin embargo. Pongamos por ejemplo el departamento del Cuzco. Según el INEI, el 63.7% de los cuzqueños habla quechua. Eso, sin duda, cuenta como predominio. Podemos decir que el quechua es constitucionalmente el idioma oficial en el departamento del Cuzco. Pero en la provincia del Cuzco, los hablantes de quechua son solo el 29.6%, y quizá son incluso menos en la ciudad del Cuzco. La pregunta entonces es la siguiente: ¿es oficial el quechua en la ciudad del Cuzco? Noten que no hay manera de responder sin contradecirse: en ambos casos se viola la Constitución. No es posible que el quechua sea oficial en el departamento del Cuzco y que no lo sea en la ciudad del Cuzco. Como espero sea obvio, eso significa que el artículo 48 de la Constitución tiene un grave defecto que la Ley 28106 no corrige: no define qué se va a entender por las zonas donde predominen.

Supongamos que queremos salvar la situación diciendo que el quechua es oficial solo en las partes donde se hable quechua, independientemente de una circunscripción administrativa más general (en las otras provincias del departamento del Cuzco, pero no en la misma provincia del Cuzco, por ejemplo). Pero con ese criterio las congresistas Supa y Sumire podría concluir que el quechua es oficial en sus respectivos escaños y que por lo tanto pueden hablar en quechua sin restricciones. Es decir, cada hablante podría concluir que su lengua es oficial allí donde él o ella está y punto.

Es bastante claro que ni la Constitución ni la Ley 28106 hacen lo suficiente para organizar el uso de las docenas de lenguas peruanas, ni son lo suficientemente explícitas en el reconocimiento del inalienable derecho de las personas a hablar en su lengua nativa. No se trata simplemente de que son "letra muerta", son en verdad "letra nonata"; no es solo que no se aplican, no hay en verdad nada que aplicar.

En ese sentido, y como si no hubieran ya suficientes razones, el gesto de las congresistas Supa y Sumire debería ser aplaudido al menos porque nos permite debatir y reflexionar al respecto.

@ El mapa lingüístico del Perú ha sido tomado de muturzikin.com, donde puede verse una versión más grande.

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Sunday, August 13, 2006

 

El quechua regresa a Lima

Como han confirmado los especialistas, el quechua se originó en la costa central, en los alrededores de lo que es hoy la ciudad de Lima, posiblemente en el siglo I de nuestra era (Torero 1983, 1984; Cerrón-Palomino 1987). Cuando Pizarro llegó al Perú, ya se había expandido por toda la costa hasta Ecuador y gran parte de la sierra sur y central, impulsado por el auge de Pachacámac primero, del señorío de Chincha después, y del dominio incaico posteriormente. Y aunque durante la Colonia siguió expandiéndose un poco, a finales del XVII ya no quedaban hablantes de quechua en el área original, Lima. Y esa ha sido más o menos la situación hasta bien entrado el siglo XX.

Pero en las últimas décadas, los hablantes de quechua, derramados por todos los rincones andinos, han comenzado a regresar a Lima. Huyendo de la pobreza o del terror, para el año 1993 más de medio millón de peruanos quechuahablantes vivían en la capital del país (según los datos del INEI, ya representaban entonces el 9.3% de sus habitantes). Incluso hay distritos donde casi uno de cada cuatro personas mayores de 5 años es un hablante nativo de quechua (Santa María del Mar), y no existe un solo distrito que no tenga al menos 3% o 4% de estos hablantes. Con todo, para la inmensa mayoría de limeños (los castellanohablantes), ese medio millón de peruanos en la cuna del quechua, ocultos (y a menudo, ocultados) en los sectores más pobres de la ciudad, son invisibles (y no digamos ya, también los 35,000 hablantes de otras lenguas nativas). Nadie los ve, nadie los oye, nadie sabe que están allí.

En los últimos días, sin embargo, los limeños han empezado a oír el quechua. Dos congresistas, María Sumire e Hilaria Supa, apenas instaladas en sus despachos, han decidido hablar en quechua, su lengua nativa, en las augustas salas del Congreso de la República. Llenos de espanto, los limeños han puesto el grito en el cielo, o más exactamente, en la prensa y en los blogs. Algunos simplemente lo anuncian con contenida circunspección, otros dan rienda suelta a sus fobias, uno que otro se pone legalista, los más se ríen, y hasta hay quien lo considera una excentricidad. Por primera vez, sin embargo, todos oyen.

Y no faltan, por supuesto, sólidas defensas, calurosos aplausos y justas indignaciones ante los ataques. De esta segunda clase de textos, me interesa destacar uno en particular, el del poeta y periodista Mirko Lauer en su columna de La República. Aunque Lauer acierta al identificar el verdadero logro de las congresistas:

Sumire y Supa confrontan a los públicos de la política con su ignorancia del quechua.
Mirko Lauer La República, 12 de agosto del 2006

se permite una crítica al parecer inocente y constructiva:

Tal vez el método adoptado hasta ahora no es de los más políticos [...] en este terreno hay algunos objetivos más inmediatos y viables.
Mirko Lauer La República, 12 de agosto del 2006

Es decir, según Lauer, es en verdad un error que Maria Sumire e Hilaria Supa hagan lo que están haciendo y que deberían dedicarse a cosas más útiles (con menor sutileza, eso mismo dijo el congresista Aurelio Pastor). No pretendo aquí condenar a Lauer (debemos agradecerle su artículo), pero sí subrayar cómo se entremete en las mejores intenciones ese principio subyacente a toda forma de prescripción lingüística: si el otro no puede hablar como nosotros, es culpa del otro, y si nosotros no podemos hablar como el otro, es culpa…del otro también. Uno de los problemas más fascinantes del estudio del lenguaje es esa casi universal creencia de que es a los demás a quienes les compete comunicarse con nosotros, que nosotros no tenemos ninguna responsabilidad en la comunicación con los demás. En ese sentido, es por completo irrelevante que los “métodos” de Sumire y Supe no sean “de lo más políticos”; no puede haber objetivo político (y ético) más inmediato y viable que hacerles notar a los peruanos que los quechuahablantes no son invisibles, y que es a nosotros a quienes nos corresponde la tarea de entenderlos.

Y los “invisibles” ya saben bien eso. Como reza el epígrafe de la reciente Declaración del Cuzco, su objetivo “no es que los Estados nos den una mano, sino que nos quiten sus manos de encima”. Esta frase---que es el redescubrimiento del verdadero espíritu del lema de los fisiócratas, laissez faire, laissez aller, laissez passer (dejar hacer, dejar ir, dejar pasar)---revela con claridad meridiana que las comunidades indígenas son perfectamente conscientes de las consecuencias de sus actos políticos y que saben bastante bien lo que quieren. En ese contexto, los intentos de Sumire y Supa por hacerse oír en quechua cobran una trascendencia que algunos atisban pero no terminan de entender.

Por esas razones, espero que las congresistas persistan en su esfuerzo. Que proclamen a los cuatro vientos, que pregonen sin miedo, que todo el mundo sepa. El quechua ha regresado a Lima.

[Actualización]
Línea española Iberia discrimina a congresistas Sumire y Supa



Textos citados

Cerrón-Palomino, Rodolfo. 1987. Lingüística Quechua. Cuzco: Centro Bartolomé de las Casas
Torero, Alfredo. 1983. La familia lingüística quechua. En Portier, Bernard (ed) América Latina en sus lenguas indígenas. Caracas: Monte Ávila. 61-92
Torero, Alfredo. 1984. El comercio lejano y la difusión del quechua. Revista Andina 4. 367-389

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Saturday, August 12, 2006

 

Brasil: detensiones masivas por fraudes

En La República de hoy, salta a la vista una curiosa forma de "asimilación ortográfica" en este titular:
Brasil: detensiones masivas por fraudes
Licitaciones millonarias • Militares, funcionarios públicos y empresarios fueron detenidos en una redada acusados por estafas millonarias en compra de alimentos • Capturas coinciden con el mayor escándalo de corrupción en la historia política de Brasil.
La República, 12 de agosto del 2006

Es difícil saber si el redactor no sabía cómo escribir detenciones o si lo que ha ocurrido es que la abundante presencia de s en la frase (casi todas las palabras contienen al menos una s) ha transmutado la c en s. O si se dejó arrastrar por tensiones. O todo lo anterior junto.

Esta falta ortográfica me ha hecho recordar un ya antiguo artículo de Perez-Reverte, que se burla de los intentos por "simplificar" la ortografía española. Lo reproduzco aquí:

Limpia, fija y da esplendor
Arturo Pérez-Reverte
El Semanal 6 de febrero del 2000

Acabo de recibir un e-mail de Pepe Perona, el maestro de Gramática, reproduciendo otro que le ha enviado no sabe quién. Desconocemos el nombre del autor original, así que, en esta versión postmoderna del manuscrito encontrado, me limito a seguir el juego iniciado por mano genial y anónima. El maravilloso texto se refiere a una supuesta reforma ortográfica que va a aplicar la Real Academia, a fin de hacer más asequible el español como lengua universal de los hispanohablantes y de las soberanías soberanistas. Y lo reproduzco con escasas modificaciones.

Según el plan de los señores académicos -expertos en lanzada a moro muerto-, la reforma se llevará a cabo empezando por la supresión de las diferencias entre c, q y k. Komo komienzo, todo sonido parecido al de la k será asumido por esta letra. En adelante se eskribirá kasa, keso, Kijote. También se simplifikará el sonido de la c y la z para igualarnos a nuestros hermanos hispanoamerikanos: "El sapato ke kalsa Sesilia es asul", y desapareserá la doble c, reemplasándola la x: "Mi koche tuvo un axidente". Grasias a esta modifikasión los españoles no tendrán ventajas ortográfikas frente a los hermanos hispanoparlantes por su extraña pronunsiasión de siertas letras.

Se funde la b kon la v, ya ke no existe diferensia entre el sonido de la b larga y la v chikita. Por lo kual desapareserá la v y beremos kómo obbiamente basta kon la b para ke bibamos felises y kontentos. Lo mismo pasará kon la elle y la ye. Todo se eskribirá kon y: "Yébame de biaje a Sebiya, donde la yubia es una marabiya". Esta integrasión probokará agradesimiento general de kienes hablan kasteyano, desde Balensia hasta Bolibia.

La hache, kuya presensia es fantasma en nuestra lengua, kedará suprimida por kompleto: así, ablaremos de abichuelas o alkool. Se akabarán esas komplikadas y umiyantes distinsiones entre echo y hecho, y no tendremos ke rompernos la kabesa pensando kómo se eskribe sanaoria. Así ya no abrá ke desperdisiar más oras de estudio en semejante kuestión ke nos tenía artos.

Para mayor konsistensia, todo sonido de erre se eskribirá kon doble r: "El rrufián de Rroberto me rregaló una rradio". Asimismo, para ebitar otros problemas ortográfikos, se fusionan la g y la j para ke así jitano se eskriba komo jirafa y jeranio komo jefe. Aora todo ba kon jota de kojer. Por ejemplo: "El jeneral korrijió los korreajes". No ay duda de ke estas sensiyas modifikasiones aran ke ablemos y eskribamos todos kon jenial rregularidad y más rrápido rritmo. Orrible kalamidad del kasteyano, jeneralmente, son las tildes o asentos. Esta sankadiya kotidiana desaparese kon la rreforma: aremos komo el ingles, ke a triunfado unibersalmente sin tildes. Kedaran eyas kanseladas en el akto, y abran de ser el sentido komun y la intelijensia kayejera los ke digan a ke se rrefiere kada bokablo: "Oserba komo komo la paeya".

Las konsonantes st, ps, bs o pt juntas kedaran komo simples t o s, kon el fin de aproximarnos a la
pronunsiasion ispanoamerikana y para mejorar ete etado konfuso de la lengua. Tambien seran proibidas siertas asurdas konsonantes finales ke inkomodan y poko ayudan al siudadano: "¿Ke ora da tu rrelo?", "As un ueko en la pare" y "Erneto jetiona lo aorro de Aguti". Por supueto, entre eyas se suprimiran las eses de los plurales: "La mujere y lo ombre tienen la mima atitude y fakultade inteletuale". Yegamo trite e inebitablemente a la eliminasion de la d del partisipio pasado y kanselasion de lo artikulo, impueta por el uso: "E bebio te erbio y kon eso me abio". Kabibajo asetaremo eta kotumbre bulgar, ya ke el pueblo yano manda, kedando suprimia esa de interbokalika ke la jente no pronunsia. Adema, y konsiderando ke el latin no tenia artikulo y nosotro no debemo imbentar kosa ke Birjilio, Tasito y lo otro autore latino rrechasaban, kateyano karesera de artikulo.

Sera poko enrredao en prinsipio, y ablaremo komo fubolita yugolabo en ikatola, pero depue todo etranjero beran ke tarea de aprender nuebo idioma rresultan ma fasile. Profesore terminaran benerando akademiko de la lengua epañola ke an desidio aser rreforma klabe para ke nasione ipanoablante gosemo berdaderamente del idioma de Serbante y Kebedo.

Eso si: nunka asetaremo ke potensia etranjera token kabeyo de letra eñe. Ata ai podiamo yega. Eñe rrepresenta balore ma elebado de tradision ipanika y primero kaeremo mueto ante ke asetar bejasione a simbolo ke a sio y e korason bibifikante de lengua epañola unibersa.

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Tuesday, August 08, 2006

 

¿Cuál es el precio de esta coma?

Dos millones ciento treinta mil dólares. Sí, leyeron bien. Una coma puede llegar a valer 2'130,000 dólares.

Ocurrió en Canadá. La compañía Rogers Communications Inc. firmó en el 2002 un contrato para que otra empresa, Aliant Inc., colocara cables en los postes al precio de $ 9.60 por poste. A comienzos del 2005, Aliant envió una notificación para avisar que el contrato iba a cancelarse al año siguiente porque la tarifa iba a subir (a $ 28.05 por poste). Rogers respondió que eso no era posible porque el contrato fijaba la tarifa por cinco años. Cuando los abogados fueron a consultar el documento, la cláusula correspondiente decía (en inglés, pero habría pasado lo mismo en español):

[the agreement] shall continue in force for a period of (5) five years from the date it is made, and thereafter for successive five year terms, unless and until terminated by one year prior notice in writing by either party

[el acuerdo] será vigente por el plazo de (5) cinco años desde la fecha de la firma, y después de eso por periodos sucesivos de cinco años, a menos que sea cancelado con una notificación escrita por cualquiera de las partes con un año de antelación
Globe and Mail 7 de agosto del 2006

Como es evidente, la cláusula después de la coma final (a menos que sea cancelado con una notificación escrita por cualquiera de las partes con un año de antelación) puede modificar tanto a la renovación del contrato por periodos sucesivos como al plazo original de cinco años; por lo tanto el contrato (y la tarifa) puede ser cancelado incluso si no han pasado cinco años, siempre y cuando se envíe un aviso un año antes.

Eso es exactamente lo que la Comisión de Radiodifusión y Telecomunicaciones Canadiense decidió en la disputa que durante 18 meses enfrentó a las dos empresas:

The Commission notes that based on the rules of punctuation, the comma placed before the phrase "unless and until terminated by one year prior notice in writing by either party" means that that phrase qualifies both the phrases "[the SSA] shall be effective from the date it is made and shall continue in force for a period of five (5) years from the date it is made" and the phrase "and thereafter for successive five (5) year terms".

La Comisión nota que, basados en las reglas de puntuación, la coma colocada antes de la cláusula "a menos que sea cancelado con una notificación escrita por cualquiera de las partes con un año de antelación" significa que esa cláusula califica a las dos cláusulas previas: "[el acuerdo] será vigente por el plazo de (5) cinco años desde la fecha de la firma" y "y después de eso por periodos sucesivos de cinco años"
CRTC, 28 de julio del 2006

Por supuesto, si el texto no tuviera la última coma, esa ambigüedad no existiría, lo único que podría cancelarse es la renovación del contrato luego de cinco años, y Rogers no tendría que pagar los 2'130,000 dólares extra que implica la nueva tarifa. ¿Cuánto les habría costado contratar un corrector?

@ La información usada en este post de La Peña Lingüística fue originalmente reunida por Mark Liberman en Language Log.

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Sunday, August 06, 2006

 

Las poderosas sutilezas de TÚ y USTED

Todas las lenguas distinguen tratamientos formales y corteses (para dirigirse a personas con mayor edad o rango) de tratamientos más familiares e informales (para hablar con amigos y personas cercanas). Las lenguas difieren mucho en los medios que usan para expresar esta diferencia, sin embargo. En inglés, por ejemplo, el uso del apellido corresponde al empleo formal y distante, mientras que entre amigos se usa el nombre; el coreano, el japonés y el tailandés despliegan un complejo sistema de varios niveles con diferencias léxicas, morfológicas y sintácticas para distinguir interlocutores de diferentes estratos sociales o jerárquicos; en polaco, se usa la tercera persona en combinación con algunos pronombres y ciertos vocativos para dirigirse a personas mayores o prominentes; varias lenguas austronesias (en el Pacífico Sur) usan la primera persona del plural para mostrar deferencia. En general, la expresión de la cortesía, la solidaridad y las relaciones de poder ocupa un nutrido capítulo en la gramática de las lenguas y, por lo tanto, en las preocupaciones de los lingüistas.

En español, como es bien sabido, esas diferencias están confiadas a dos formas pronominales: y usted (los sociolingüistas llaman a esto la distinción V-T, tomando como representativa la correspondiente pareja del francés vous-tu; el portugués europeo, el catalán, el danés y varias otras lenguas ofrecen también este fenómeno). Adicionalmente, nosotros usamos la tercera persona del verbo, de manera que ¿Cómo está? es la opción para saludar a una persona mayor o a nuestro jefe, pero ¿Cómo estás? es la alternativa con nuestros amigos. El sistema no es el mismo en todo el español, sin embargo. En España, por ejemplo, los hablantes tienden a usar con mucha facilidad (a veces basta simplemente presentarles a alguien para que inicien el tuteo); en Colombia, en cambio, incluso los compañeros de clase se tratan entre sí de usted (tienen que tenerse realmente mucha confianza para permitirse el )---si esto último parace exagerado, recordemos que en el Perú es muy frecuente que los compañeros en el colegio se dirijan unos a otros usando el apellido y no el nombre, lo cual sin duda configura un subsistema de trato verbal.

Dada la opción entre y usted (y la correspondiente persona verbal), el hablante de español posee una herramienta sutil pero muy eficaz para expresar cómo se siente él mismo con respecto a su interlocutor y, en particular, cuál es su posición en la relación de poder y en la jerarquía de prestigio. Entre dos desconocidos con similar jerarquía un segundo criterio entra en juego: la edad. Todo el mundo tutea a los niños, los conozca o no; todos nos sentimos agredidos si un desconocido nos trata de , en especial si es visiblemente menor que nosotros.

Noten que el sistema anterior es en gran medida inconsciente; no podría ser de otra manera porque debemos tomar la decisión de usar la persona verbal adecuada en cuestión de segundos, y lo hacemos rápido y sin meditar al respecto. Sin embargo, su uso puede revelar mucho sobre las relaciones entre los interlocutores e incluso sobre la distribución de poder en una particular sociedad.

El siguiente reportaje de La República nos proporciona una extraordinaria ocasión para mostrar cómo el peso de esas diferencias se impone a pesar de las mejores intenciones. Es la historia de Dámasa Gonzales Huarhua, una anciana quechuahablante que, hace muchos años, fuera violada por el hijo de sus patrones cuando trabajaba como empleada doméstica (violación que resultó en una hija que le fue arrebatada), y que hoy vive pidiendo limosna y se encuentra al borde de quedarse en la calle. El reportaje es valiente y atrevido, en especial porque el violador es Isaac Humala, padre de Ollanta Humala, ex-candidato a la presidencia y líder del grupo parlamentario más numeroso.

Es evidente que el artículo reivindica a doña Dámasa Gonzales; los autores entrevistan a su hija y a otro antiguo empleado de los Humala. Lo notable en este caso es que los entrevistadores usan y la correspondiente persona gramatical en las preguntas a la señora Gonzales (incluso la llaman por su nombre de pila), pero usan usted y los verbos en tercera persona con los otros entrevistados:


PREGUNTAS A LA SEÑORA GONZALES
–¿Por qué sigues viviendo en la casa de losHumala?
-Pero doña Sócrates te dejó una casa en Lima.
–¿Tú quieres que te entreguen tu casita en Lima?
Dámasa, ¿de qué vives, cómo te mantienes?
–¿Aquí vives solita?
–¿Siempre has trabajado para la familia Humala Núñez?
–Pero doña Sócrates Núñez te dejó una casa en agradecimiento.
Dámasa, ¿tú llegaste a tener una hija con un Humala?
–¿Cómo se llama tu hija?
–¿Cuándo la volviste a ver?
–¿Desde cuándo no ves al doctor Isaac Humala?

PREGUNTAS A LA HIJA DE LA SEÑORA GONZALES
–Se trata de una denuncia sobre un atropello a su señora madre.
La señora Dámasa la recuerda mucho a usted.

PREGUNTAS AL EX-EMPLEADO DE ISAAC HUMALA
–Finalmente, abordamos a Juan Barrera Guerra, ¿cuánto pagó por la propiedad?
–¿Tiene recibos?

Como me hace notar mi buen amigo Félix Reátegui, el tuteo a la señora Gonzales no es un hecho particular a esta entrevista, sino que existe el muy antiguo hábito (iniciado por los conquistadores) de considerar a los campesinos quechuahablantes como menores de edad, es decir, personas a quienes, como a los niños, podemos tutear sin restricciones por muy mayores que sean (doña Dámasa Gonzales tiene 78 años). Es muy importante señalar que el maltrato a la anciana no era la explícita intención de los entrevistadores (después de todo, están ayudándola a exponer su caso), pero ocurre efectivamente al usar el mecanismo gramatical del tuteo, que, aunque largamente inconsciente, sirve aquí para hacer patentes los distintos roles sociales de los entrevistados (y los entrevistadores). También me informa Félix (quien es un experimentado sociólogo) que él ha observado similares casos de tuteo por parte de jóvenes sociólogos y antropólogos al entrevistar a campesinos mayores que ellos. Una vez más, esto ilustra la asombrosa capacidad de la lengua para reproducir los prejuicios más recónditos y, por supuesto, nos alerta sobre la necesidad de controlar los sentidos que el lenguaje nos ofrece.

¿Se pueden controlar esos sentidos? Yo creo que sí, pero solo se tendrá éxito después de reconocerlos en detalle y reflexionar sobre ellos con una mente abierta y generosa. Este es un caso en donde la intervención política directa es casi siempre inútil. Por ejemplo, en los años sesenta, el gobierno sueco decretó que la forma du (equivalente a ) era de uso obligatorio, incluso para dirigirse a las autoridades y a miembros de la realeza; la forma ni (equivalente a usted) fue eliminada por decreto y desapareció en efecto de la prensa y la televisión; en los años noventa, sin embargo, ya era bastante obvio que la forma ni estaba presente en el habla coloquial, especialmente entre los jóvenes.

Diferenciar el tratamiento verbal a los interlocutores parece ser pues un inevitable universal lingüístico. Pero lo que no es ni universal ni inevitable es el particular uso que hagamos de esa diferencia. Es perfectamente posible para los hablantes controlar el uso de usted y de modo que expresemos respeto y cortesía, por un lado, y solidaridad y familiaridad por el otro. La lengua no nos obliga a espetar nuestra imaginada superioridad.

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Saturday, August 05, 2006

 

Empoderar

La versión on line del Diccionario de la Real Academia consigna que el verbo empoderar está en desuso; sin embargo, esa palabra ha resucitado en los últimos años, sobre todo gracias a la influencia del inglés to empower, como bien reconoce el más reciente Diccionario Panhispánico de Dudas, que lo define de esta manera:
conceder poder a un colectivo desfavorecido socioeconómicamente para que, mediante su autogestión, mejore sus condiciones de vida
Incluso más interesante, esta resurrección ha ocurrido fundamentalmente en Latinoamérica (pero hoy se extiende a España también). Aunque es bien sabido que el español latinoamericano es mucho menos resistente a la influencia del inglés que su contraparte europea, valdría la pena preguntarse si el que esa palabra haya resucitado aquí no se deberá al hecho de que en verdad nunca desapareció del todo en América. Esta es por el momento una especulación (no he encontrado usos de esa palabra anteriores a los años noventa), pero empoderar era una vieja expresión legal (que se usaba precisamente para dar poder legal a un apoderado) y no sería la primera vez que conservamos una forma patrimonial---por ejemplo, el futuro de subjuntivo ha desaparecido casi por completo, pero en Chile se usa todavía al redactar leyes.

Si bien la resurrección de empoderar tuvo lugar en textos políticos y sociológicos, hoy es de uso más o menos común en la prensa latinoamericana. He aquí algunos ejemplos:

Evo sacudió el sistema político y empoderó a los indígenas
Su arribo a la presidencia provocó un debate internacional sobre las repercusiones que tendría en la balanza política regional.
La Razón (Bolivia) 5 de agosto del 2006

El poder es de la gente, de la sociedad civil. ¿Qué falta? Sólo concientizar, materializar, educar, organizar, difundir el mensaje, "empoderar" como dicen hoy los burócratas “actualizados”
El Morro Cotudo (Chile) 6 de agosto del 2006

Consideró que las mujeres están participando en diferentes ámbitos de la vida pública de nuestro país y “mi deseo en esta legislatura será el empoderar cada vez más a la mujeres y generar mecanismos para que accedan a la toma de decisiones”, agregó.
Cimacnoticias (México) 10 de julio de 2006

En el Perú, sin embargo, su presencia en la prensa es escasa, aunque no es raro encontrar la palabra en textos oficiales (nótese también que el diario chileno antes citado acusa a empoderar de ser un término burocrático):
Para ello nuestra herramienta principal es educar y empoderar al enfermo de TB y consolidar la Red Solidaria de Enfermos de TB en sus diferentes niveles y llegar a extenderla a nivel nacional e internacional.
Portal del Ministerio de Salud (Perú)

Algunos periodistas usan la expresión, sin embargo, aunque se sienten abligados a explicar la palabra, lo que es evidencia de su limitado uso en el Perú:
Con el anuncio filtrado de que habrá seis mujeres en el primer gabinete el Apra no alcanza por dos cuerpos la paridad de género ofrecida, pero sí un récord en cuanto a carteras femeninas. Es un paso importante en la larga marcha por empoderar (una palabra que viene de la lucha por la equidad de género) a las mujeres también en la política peruana.
Mirko Lauer en La República 21 de julio del 2006 (Perú)

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