Thursday, November 30, 2006

 

Primero aprenda a hablar bien el español

El tema de las congresistas maltratadas por los empleados de la compañía española Iberia se torna cada vez más claro. Aunque el incidente tiene muchos ángulos (recomiendo al lector el excelente seguimiento que está haciendo Silvio Rendón en Gran Combo Club), a nosotros nos permite reflexionar una vez más sobre el papel que juega la prescripción lingüística en las prácticas discriminatorias.

Nos informa El Comercio:
William Mendoza, asesor de María Supa, reconoció que la congresista levantó la voz cuando le dijeron que el vuelo estaba lleno, ante lo cual la trabajadora de Iberia contestó: "Primero aprenda a hablar bien el español".
El Comercio 30 de noviembre del 2006

La obvia pregunta es ¿primero que qué? Si acaso fuera verdad que alguna persona no habla bien el español ¿tendría menos derechos? ¿por qué debe ser atendido mejor quien mejor habla el español? Vemos aquí que "hablar bien" no es más que una justificación ideológica para la discriminación. Claramente, para la empleada racista que pronunció esa frase, "hablar bien el español" significa "hablar el español como yo". Primero, sea como yo--le está diciendo--y después la trataré bien. Como ese primero es imposible, el maltrato queda moralmente consagrado, es irrefutable, incontestable. Esa es la magia de la prescripción.

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Monday, November 27, 2006

 

Si ni siquiera saben hablar bien

La Congresista María Sumire acaba de denunciar este grave acto de discriminación:

En declaraciones a la agencia oficial Andina, la congresista dijo que el sábado por la noche, junto a la congresista Hilaria Supa, acudió al counter de la citada aerolínea con su respectivo boleto para registrarse y abordar el vuelo. Fue entonces que, pese a tener toda la documentación en regla, los empleados de la empresa les comunicaron que no podían abordar el avión, pues este ya estaba lleno y no había cupo.
"Sin embargo, varios pasajeros que llegaron después que nosotras abordaron el avión sin ningún inconveniente", subrayó. Asimismo, Sumire añadió que al quejarse por el hecho y al mostrar su pasaporte diplomático, los empleados de Iberia se burlaron de su dicción y le dijeron que "podían quejarse con quien quisieran".
"Nos dijeron: cómo ustedes son congresistas si ni siquiera saben hablar bien. Eso nos indigna y no es posible que seamos extranjeros en nuestro propio país. Fue un trato inhumano que no
puede suceder. Si esto nos pasa a nosotros que somos congresistas, qué pasará con el resto de nuestros hermanos quechuahablantes", manifestó.
El Comercio 26 de noviembre del 2006

Además de las necesarias sanciones contra la línea española Iberia (y sus empleados ignorantes), es necesario llamar la atención sobre la función que aquí cumple esta repetidísima frase: si ni siquiera saben hablar bien. El incidente pinta de cuerpo entero cuál es el papel del discurso prescriptivo: asegurar una posición de poder, y por lo tanto, funcionar como una varita mágica para justificar otras formas de discriminación. Cuando cedemos a la tentación de considerar que ciertas variedades califican como hablar bien y otras no, estamos poniendo la primera piedra de la injuria racial y social.

Por supuesto, este incidente no es un mero objeto de reflexión académica; exige también una intervención de la autoridad competente. ¿Estará el gobierno aprista a la altura de las circunstancias?

[Actualización]
En el Gran Combo Club, Silvio Rendón comenta sobre otros aspectos de este incidente, y desarma la "aclaración" de Iberia.

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Saturday, November 25, 2006

 

Se fregó la Francia, se jodió el Perú

Años después del fusilamiento de Iturbide, prócer de la independencia y primer Emperador mexicano, los monarquistas, en alianza con la Francia de Napoleón III, cuya tropas ya ocupaban México en ese momento, convencieron al Archiduque Maximiliano de Habsburgo de aceptar la corona imperial. Aunque el nuevo emperador hizo todo lo posible para congraciarse con sus súbditos (repartió tierras, dio libertad de cultos, hasta adoptó como herederos a los hijos de Iturbide), nunca pudo quitarse de encima la condición de títere de los franceses, y resultó culpable por las atrocidades que todo ejército extranjero comete en el país invadido. Cuando los patriotas derrotaron a los franceses, Maximiliano fue fusilado. La sabiduría popular mexicana resumió esta derrota en un adagio con doble aliteración: Se fregó la Francia por la mala gobernancia.

El dicho, al parecer, hizo fortuna. En particular, la primera parte, Se fregó la Francia, se emplea en algunos lugares como expresión general para indicar que algo se ha deshecho. Así reporta este sentido un diario ecuatoriano:

Los modismos, como indica el docente, pueden ir desde los muy serios o humorísticos, hasta los sarcásticos, críticos, deportivos, irónicos, insultantes... Otros también llevan juego de palabras de carácter auditivo como "Se fregó la Francia" (al describir que algo se rompió), combinando sonidos "fr".
El Mercurio, 10 de julio del 2006

Me cuenta mi amigo Miguel Rivera que él también ha oído esa expresión en el Perú, usada para referirse a cualquier situación que se ha arruinado, sin referencia alguna al país. Eso no es nada raro. Todos conocemos expresiones como Vale un Perú ("es algo valioso") o Irse a Timbuctú ("irse muy lejos") para expresar sentidos sin referirse a esos lugares.

Miguel Rivera me informa también sobre el reciente artículo de Luis Jochamowitz en Perú21, que comenta este curioso párrafo en la columna de opinión de Irene Lozano, en el diario madrileño ABC:

A veces es fácil determinar el momento preciso en que se jodió el Perú. En la sanidad pública ocurrió cuando se cambió el nombre a los médicos de cabecera, llamados así porque se colocaban a la cabecera de la cama del enfermo para estrecharle la mano mientras le auscultaban y desearle una pronta recuperación al despedirse. Algún iluminado ideó lo de «médicos de atención primaria», y el Perú se fue al carajo.
Irene Lozano. ABC 16 de noviembre del 2006

Como bien nota Jochamowitz, la columnista no se refiere para nada a nuestro país, sino que usa la expresión Se jodió el Perú para señalar el momento en que, en su opinión, se arruinó el sistema de salud español. La frase, como bien sabemos, es una adaptación de una frase similar en la primera página de la novela de Mario Vargas Llosa, Conversación en La Catedral: el narrador nos cuenta en discurso indirecto que un personaje se está preguntando en qué momento se había jodido el Perú. Transformada a discurso directo, la expresión resultante, en qué momento se jodió el Perú, ha devenido en una pregunta con relevancia política e histórica, hasta convertirse en emblemática de la actitud pesimista frente al destino de nuestro país (y es inclusive un tanto cliché). Pero, a juzgar por esa frase de Lozano, fuera del Perú, lo mismo que Se fregó la Francia en lo que le corresponde, se usa como un modismo para indicar el deterioro general de una determinada situación.

Es pertinente preguntarse si deberíamos preocuparnos demasiado por ese empleo. Aunque Jochamowitz se alarma inicialmente, intuye hacia el final qué es lo que está pasando. Ese giro debe entenderse en relación con su cara opuesta, Vale un Perú. Esta expresión convirtió Perú en equivalente a algo valioso y deseable, rico y productivo. En ese contexto, Se jodió el Perú quiere decir que algo valioso se ha perdido, que un paraíso se ha arruinado. Esto se ve confirmado por el final del párrafo: el Perú se fue al carajo. Vemos aquí que el modismo no consiste tanto en asociar joder y Perú, sino más bien en reafirmar la idea ya establecida en Vale un Perú: Perú sigue indicando un lugar paradisíaco, solo que ahora nos lamentamos que se haya arruinado; es, por así decirlo, un ex-paraíso.

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Friday, November 24, 2006

 

La lengua como tótem

Como nos han explicado innumerables veces antropólogos y psicólogos (de Frazer a Harris, pasando por Freud, Jung y Lévi-Strauss), las sociedades humanas, desde siempre y en todas partes, tratan desesperadamente de convertir el caótico flujo de lo sensorial en un sistema que provea sentido y dé orden y estructura a los infinitos detalles de la experiencia cotidiana. Una de las herramientas empleadas para lidiar con esa constante tarea es el tótem. Fue Frazer (en La rama dorada) quien, con abundancia de datos etnográficos, mostró que el pensamiento mágico es en verdad una manera de hurgar en las relaciones de causalidad entre los eventos del mundo, y que la adscripción de un tótem a un clan o grupo familiar es una sofisticada forma de organización comunitaria, una especie de cuidadoso registro civil---que, entre otras muchas cosas, establece alianzas, enuncia y sostiene metas comunes y regula la procreación (evitando el incesto). Quienes comparten un tótem se deben, al menos en teoría, mutua lealtad y apoyo, no deben casarse entre ellos, forman una familia. Pero un tótem no es exactamente lo mismo que un moderno apellido; es un objeto del mundo exterior, generalmente un animal, una planta, un cerro, un árbol, que se convierte en algo sagrado y crea un tabú a su alrededor: no se puede cazar o comer (si no es bajo cierto ritual), no se puede destruir, no se puede modificar, no se puede insultar, nadie puede apropiarse de él; a veces, no se le puede ver cara a cara, no se le debe nombrar. Es algo que defender, que proteger.

Hay que cuidarse de pensar que esta manera de concebir el mundo es "primitiva" o que "los contemporáneos" somo ajenos a ella. Ya Freud y Levi-Strauss se encargaron de establecer cuán conectadas están esas concepciones con las prácticas de todos los seres humanos.

Para muestra, dos botones.

Como mencionamos en el post anterior, hace unos días, con motivo del anuncio oficial del IV Congreso Internacional de la Lengua Española, el Presidente de Colombia, el país anfitrión, se quejaba de un presunto "maltrato" al idioma con estas palabras:
hoy uno encuentra, en personas con un alto nivel intelectual, repetir permanentemente: han habido. [...] Preocupante la manera como hemos estrechado el lenguaje, y preocupante la manera como lo maltratamos.
Palabras del presidente Álvaro Uribe durante el lanzamiento del IV Congreso Internacional de la Lengua Española, 7 de noviembre del 2006
Don Alvaro Uribe se refiere aquí a la muy extendida práctica de pluralizar el verbo haber en oraciones existenciales (Han habido dos guerras mundiales, por ejemplo). Nótese esta extraordinaria atingencia: incluso las personas con un alto nivel intelectual hablan así. Uribe no dice que quienes "maltratan el idioma" son tontos o ignorantes. Dice que pluralizar el verbo haber en estos casos es incorrecto incluso si así lo hacen las personas "cultas". Esto es peculiar porque se supone que la norma académica representa la práctica idiomática de las personas cultas; el discurso prescriptivo justifica sus dictados en el supuesto prestigio de las opciones que recomienda, prestigio que proviene del hecho de que así hablan las personas con un alto nivel intelectual. Si eso ya no es verdad, ¿cómo sabemos qué es correcto y qué no? Muy simple: creamos un tótem; convertimos la lengua en un objeto exterior, independiente de sus hablantes, le erigimos una estatua y creamos un conjunto de tabúes a su alrededor: nadie la puede tocar, nadie la puede cambiar, hay que defenderla, protegerla. Cualquiera que la use debe hacerlo como nosotros le indicamos, o incluso, convertirse en uno de nosotros, ser uno de nosotros. Y ocasionalmente, la veneramos, le rendimos culto, protestamos ritualmente contra quienes la maltratan. El prescriptivismo es, a la larga, un elaborado intento por convertir una lengua en un tótem, que marca territorio, simboliza a un grupo y otorga autoridad y prestigio a sus defensores---no es que esté basado en el prestigio, sino que lo crea, lo inventa.

Contra lo que alguno podría pensar, no es una costumbre exclusiva de las élites o de los privilegiados. La tentación prescriptivista surge tan pronto como una comunidad alcanza una mínima conciencia metalingüística y, como con cualquier otro tótem, necesita distinguir lo propio de lo ajeno. Otro ejemplo de totemización de la lengua, esto es, otro caso de actitud prescriptivista extrema, nos lo proporciona la reacción de los pueblos mapuches ante la nueva versión del sistema operativo Windows en mapudungun, su lengua. Estos acusan a Microsoft de haberles robado su idioma:

los líderes mapuches acusaron a la firma estadounidense de violar su herencia cultural y colectiva con la traducción del software en mapudungun sin su permiso.
Incluso enviaron una carta al fundador de Microsoft, el multimillonario Bill Gates, en la que acusaron a la compañía de "piratería intelectual". "Nos sentimos pasados a llevar con la decisión de Microsoft y del Ministerio de Educación (de Chile) en cuanto a establecer un convenio sin nuestro consentimiento, sin nuestra participación, sin la más mínima consulta," dijo Aucán Huilcamán, líder del Consejo de Todas las Tierras.
Chile.com 23 de noviembre del 2006

Esto es peculiar porque, estrictamente hablando, Microsoft (que ya ha hecho lo mismo con varias otras lenguas americanas) no podría haber traducido Windows al mapudungun por sí sola. Necesariamente habrá tenido que consultar con al menos uno de esos hablantes. Por lo tanto, exactamente como en el caso de Alvaro Uribe y la variante normativa, esta vez el líder mapuche Aucán Huilcamán está diciendo que no basta ser hablante de mapudungun para decidir qué hacer con la lengua, que el mapudungun es un objeto exterior, totémico, sagrado, intocable, que solo se puede usar siguiendo un determinado ritual.

No faltará quien observe que los mapuches está aprovechando esta ocasión para subrayar su condición de minoría desposeída, esto es, para avanzar su agenda política. Por supuesto, esto es verdad. Pero lo mismo está haciendo Uribe: al erigirse como campeón ultrapurista, se reviste del prestigio que su mismo discurso está creando, legitimando su autoridad. Esa es precisamente la magia del tótem: al elegir arbitrariamente un objeto para que nos simbolice, prestigiamos ese objeto, y en retorno, ese prestigio mismo nos ensalza, en un permanente ciclo de retroalimentación. Es decir, a fin de cuentas, el discurso prescriptivo no es otra cosa que una herramienta para la negociación del poder. Esa es la razón de su constante presencia en nuestras prácticas comunitarias.

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Monday, November 20, 2006

 

De lenguas, congresos y presidentes

Existen por lo menos 330 millones de personas cuya lengua materna es el español; hay otros 90 millones que hablan español como segunda lengua. En una comunidad tan vasta, no es de extrañar que encontremos tantos individuos, especialistas o no, dispuestos a contarnos la forma que el idioma adopta en sus entornos particulares, a preguntarse acerca de sus relaciones con otras lenguas y otras dimensiones de la cultura y la sociedad, a tratar de entender su pasado y anticipar su futuro. La reflexión sobre el español es acaso tan vieja como el idioma mismo, y adopta muchas formas.

Entre las expresiones más recientes de este impulso está la organización de los Congresos Internacionales de la Lengua Española, que, bajo la iniciativa de la Real Academia Española (RAE), la Asociación de Academias de la Lengua Española y el Instituto Cervantes, han reunido a escritores, lingüistas, periodistas, profesores y políticos de habla hispana en diversas ciudades de España y América. Los resultados y los debates pueden leerse on line, gracias al Centro Virtual Cervantes. Quienes crean que la RAE solo sirve para elaborar diccionarios incompletos deberían darse una vuelta por las ponencias de esos congresos: juntos representan una valiosa muestra de los muchos esfuerzos por pensar el español con rigor y honestidad; que la RAE aliente y promueva estos encuentros habla muy bien de su interés por entender la lengua más allá de los albures prescriptivistas.

Los congresos, sin embargo, no han estado exentos de controversia. En el primero de ellos, reunido en Zacatecas en 1997, Gabriel García Márquez conmocionó a la audiencia con un discurso en el que abogaba por la jubilación de la ortografía (puede oírse aquí, en la propia voz del Nóbel). Al III Congreso, reunido en Rosario, se le enfrentó el llamado Congreso de las lenguas (organizado durante los mismos días bajo la dirección de el Adolfo Pérez Esquivel), que trataba de llamar la atención sobre el impacto que el español ha tenido en las otras lenguas del continente. Esto no es, por supuesto, una casualidad o un capricho pasajero, sino evidencia fundamental de la relevancia que han alcanzado estas reuniones.

Ya están en marcha las preparaciones para el IV Congreso Internacional de la Lengua Española, a realizarse en Cartagena en marzo del 2007. Al anunciarlo oficialmente, el presidente de Colombia, Alvaro Uribe hizo esta curiosa observación:

hoy uno encuentra, en personas con un alto nivel intelectual, repetir permanentemente: han habido. Hay un inmenso problema en la conjugación de verbos compuestos. Nos tiene que aclarar la Academia (de la Lengua) si se puede decir: pueden haber o es necesario decir: puede haber. Preocupa muchísimo cómo, mientras nuestro lenguaje avanza para ser el segundo en el mundo, en la cantidad de personas que lo hablan tratamos de maltratarlo con la adopción de nuevos vocablos extranjerizantes. Cuando se está preparando una presentación, ya no se oye decir preparemos las ideas fuerza, sino los bullet points. Hay una preocupante reducción del vocabulario. Para escuchar la palabra apesarada, hay que ponerse de nuevo, con falta de tiempo, a escuchar aquel vallenato, que dice: "con su nota apesarada llora mi acordeón".
Palabras del presidente Álvaro Uribe durante el lanzamiento del IV Congreso Internacional de la Lengua Española, 7 de noviembre del 2006

No dice nada que no hayamos escuchado antes, claro: se trata de la consabida queja sobre el maltrato y empobrecimiento del idioma. Lo peculiar aquí es la ocasión en que se dice: a las puertas del IV Congreso Internacional de la Lengua Española. Porque esta reunión no tiene por propósito "corregir" la lengua o legislar sobre la pluralización del verbo haber (que, dicho sea de paso, está bastante extendida en Colombia). Por el contrario, como resulta claro y distinto al observar las actas de sus debates (véanse, por ejemplo, las ponencias del II Congreso en Valladolid sobre la unidad y diversidad del español), la razón de ser de esos encuentros es precisamente reconocer cómo es que el español se adapta a las exigencias de las diversas comunidades en donde se habla, y cómo a pesar de eso, puede seguir siendo la lengua común.

Uno se pregunta por qué no se ha enterado de eso el Presidente de Colombia (o sus asesores). Los más desconfiados lo achacarán a cierto descuido o ligereza. Yo me atrevo a sugerir una razón más osada. Para el gran público, la única razón de estudiar el propio idioma es para saber qué es "correcto" decir y qué no. Quizá Uribe y sus asesores comparten esa opinión, claro. O quizá es lo que tienen que decir para justificar tamaño despliegue de actividades (y de gasto)---quizá ese el secreto propósito de la RAE: alimentar el mito de la lengua "correcta" para que la gente deje que se estudie el lenguaje con la plata de sus impuestos. Aunque no es mi propósito sugerir en serio una gran conspiración universal en favor de las investigaciones lingüísticas, sí quiero subrayar lo poderoso que puede ser el impulso normativo, cuánto nos autoriza a hacer, a quiénes nos permite convocar, cómo nos involucra a nosotros, los que estudiamos las lenguas. El Presidente de Colombia, en el fondo, termina por justificarnos.

Las preguntas adecuadas, entonces, frente a opiniones como las de Uribe, quizá sean las siguientes: ¿qué tendría que decir un presidente en su lugar?---o lo que en este caso es lo mismo: ¿cómo sería el mundo sin el mito del la lengua "correcta"?

No creo que hayan aquí tampoco respuestas perfectas.

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Sunday, November 12, 2006

 

2b or nt 2b

Hace unos días, la prensa del mundo normativo fue conmovida hasta sus cimientos por una noticia proveniente de Nueva Zelanda: al parecer, las autoridades educativas de ese país iban a permitirle a los estudiantes secundarios usar el llamado lenguaje sms en sus exámenes, sin riesgo de ser desaprobados; es decir, iban a aceptar que los alumnos emplearan abreviaturas como las que son comunes en los mensajes de texto---por ejemplo 2b or nt 2b para escribir la famosa frase hamletiana To be or not to be ("ser o no ser"). Las reacciones no se hicieron esperar, incluso en la misma Nueva Zelanda. Fue una falsa alarma. La New Zeland Qualifications Authority se apresuró a aclarar que no había cambiado su política, que se trataba simplemente de resaltar cómo los errorres ortográficos no necesariamente afectaban el puntaje del estudiante, a menos, claro, que el lenguaje mismo sea el objeto de la evaluación. Es decir, si el alumno está dando un examen de redacción, entonces debe escribir siguiendo las pautas normativas; de lo contrario, basta con darse a entender adecuadamente.

Se trata, como es fácil ver, de una posición ambigua y un tanto absurda. ¿Qué sentido tiene exigir buena ortografía y redacción solo en los exámenes del curso de lenguaje? ¿No resalta eso la extrañeza de la prescripción? ¿No envía acaso un doble mensaje a los estudiantes acerca de las costumbres normativas? Esta posición está lejos de ser exclusiva de Nueva Zelanda (o del inglés). Recuerdo que en el Perú, muchos profesores de otros cursos culpaban a los profesores de Lengua por las limitadas capacidades de los alumnos para redactar según los usos consagrados por la norma académica; sin embargo, esos mismos profesores dudaban a la hora de afectar por ese motivo la nota de los estudiantes en sus respectivos cursos.

La contradicción no surge, sin embargo, por un capricho de unos u otros. Esa situación paradójica revela precisamente la tensión que la normativa impone en las prácticas comunicativas de un grupo, tensión que se ve acentuada por el ubicuo prejuicio de que existen formas de hablar superiores a otras. Insertarse en una disciplina es, entre otras cosas, adquirir un vocabulario y una forma de hablar especial. La transición entre el recién iniciado y el profesional no incluye meramente un conjunto de fórmulas y definiciones, o una mayor cantidad de datos; supone crucialmente la adquisición de una perspectiva, de un punto de vista frente a una audiencia, de un discurso particular, marcado, especial. Quizá el proceso pueda hacerse menos doloroso (y más fructífero) si dejamos de hacer sentir culpables a los neófitos por su forma de hablar, si reconocemos que las formas de hablar de una comunidad no son homogéneas, y aceptamos que estamos enseñándoles a los estudiantes nada menos que un nuevo dialecto.

Un paso no pequeño en esa dirección es el reconocimiento de que los adolescentes (como todos los seres humanos) tienen la capacidad para formular sus propios hábitos comunicativos y que estos son, como en todos los casos, sensibles a los respectivos contextos. El llamado lenguaje sms---donde sms es una abreviación de "short message service" (servicio de mensajes breves)---no es realmente un nuevo lenguaje. Es simplemente otra forma de escribir, pero no de escribir la norma académica, sino una variedad altamente informal. Esto es crucial, pues significa que esta variedad (generalmente vedada o marginalizada en el discurso escrito tradicional) encuentra, gracias a las nuevas posibilidades tecnológicas, una expresión escrita. Y esta no es caótica, sino, al contrario, gobernada por reglas suficientemente convencionalizadas como para que pueda elaborarse un diccionario, esto es, suficientemente regulares como para permitirse sus propias instancias normativas. No en vano ha llamado la atención de varios especialistas, como ya habíamos notado antes.

Es decir, no se trata de rasgarse las vestiduras, como si escribir 2b or nt 2b fuera un insulto a la memoria de Shakespeare (quien, como Cervantes, no se privó de usar expresiones antinormativas), sino de construir un puente (una traducción, si se quiere) entre los usuarios de esas expresiones y los de otras prácticas comunicativas. ¿Que la lengua se va a modificar en ese tránsito? Claro. No debemos olvidar, sin embargo, que la tradición más constante e imperecedera es el cambio. Y nada refleja eso de modo más transparente que la lengua.

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Saturday, November 11, 2006

 

Biblia políticamente correcta

La Biblia, además de ser el libro más difundido del mundo, está íntimamente ligada al desarrollo de las ciencias del lenguaje. El estudio de los manuscritos bíblicos (y su exégesis) dio forma a los debates filológicos por mucho tiempo---y todavía hoy constituyen un sólido capítulo de la crítica textual y otras disciplinas conexas.

Entre los muchos asuntos que las Escrituras conciertan, está la cuestión nada trivial de su traducción. Existen versiones de la Biblia en más de mil lenguas, a menudo más de una por lengua. Como sabemos, traducir no es un acto mecánico sino que comporta un ejercicio de interpretación, una recreación del texto. Eugenio Coseriu, el gran lingüista rumano, solía poner un ejemplo que ilustra el tipo de opciones a las que se enfrenta cualquier traductor. Sabemos que en muchas lenguas indoeuropeas lo brillante se considera un símbolo de alegría o de vida, mientras lo oscuro representa la tristeza o la muerte. Supongamos, decía Coseriu, que encontramos una lengua donde esa correlación sea la contraria (esto es, una lengua donde la alegría sea oscura y la tristeza, brillante). ¿Cómo traduciríamos al español una frase de esa lengua que dijera literalmente "un espíritu brillante"? Es evidente que, si no queremos perder el sentido, debemos traducir "un espíritu oscuro". No en vano los italianos proclamaron, casi sin ironía: traduttore, traditore.

Hoy los traductores de la Biblia asumen la inmensa responsabilidad de entregar al lector del siglo XXI un texto con más de dos mil años de tradición a cuestas. Los resultados, hoy como ayer, han sido diversos (de más está decir que la historia de las traducciones bíblicas amerita por sí misma una subdisciplina). Un gran escándalo provocó el año pasado Martin Dreyer, cuando publicó su versión alemana de los textos sagrados (a la que llamó Volksbibel, o "la Biblia del Pueblo"), en donde Jesucristo multiplica hamburguesas en vez de panes, y el hijo pródigo dilapida su herencia en discotecas y acaba limpiando baños en McDonald's.

Un poco más circunspectos (pero no exentos de controversia) son los esfuerzos de la reciente Bibel in gerechter Sprache ("la Biblia en lenguaje inclusivo"), una nueva traducción alemana que pretende introducir corrección política en el texto bíblico. Con ese propósito, "Padre" es reemplazado por "Madre y Padre", "El Señor" por "Dios" o "El Eterno", "hombres" por "personas", entre otros. No es el primer intento. La organización Priests for Equality viene publicando una traducción en inglés con similares propósitos---en su versión, no faltan preocupaciones ecológicas; por ejemplo, el famoso pasaje de Génesis 1, 28:
Creced y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven por la tierra
es traducido de esta manera:
Bear fruit, increase your numbers, and fill the earth - and be responsible for it! Watch over the fish of the sea, the birds of the air, and all the living things on the earth!
[Crezcan y multiplíquense, llenen la tierra---y sean responsables por ella. Cuiden los peces del mar, los pájaros del cielo y todas las cosas vivas sobre la tierra]
Sin duda estas diversas traducciones darán pie a acaloradas discusiones. No es para menos, si se trata de un texto que muchas personas consideran fundamental en su vida.

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Friday, November 10, 2006

 

Así comienza Vargas Llosa a su último libro

Como sabemos, en español los objetos directos que son animados y específicos están precedidos de la preposición a. Por ejemplo, decimos Juan besó a María y no *Juan besó María. Si el objeto es inanimado, en cambio, la preposición a ya no es posible: Destruyó su libro y no *Destruyó a su libro. Algunas veces la a se usa por otras razones, sin embargo. Es posible decir: El autor da comienzo a su libro, pero allí a no señala un objeto directo, sino uno indirecto (que puede reemplazarse por le): Le da comienzo. Pero no es del todo extraordinario encontrarse con usos de la preposición a frente a objetos directos no animados; por ejemplo, es posible decir: La calma precede a la tormenta (los gramáticos no están todos de acuerdo en cómo explicar estos últimos casos, que se limitan a oraciones en donde el sujeto y el objeto son los dos inanimados).

Sí es sorprendente, en cambio, encontrar casos donde el sujeto sea animado pero el objeto inanimado reciba una preposición. Sin embargo eso es precisamente lo que pasa en esta nota (que anuncia el más reciente libro de Mario Vargas Llosa):

Así comienza Vargas Llosa a su último libro, este Diccionario del amante de América Latina que reúne textos dispersos (y alguno inédito, como el dedicado a Fidel Castro que publicamos íntegro) de épocas muy diversas y que lanza la próxima semana la editorial Paidós.
El Cultural Viernes 10 de noviembre del 2006

¿Refleja este peculiar uso una diferencia dialectal? No se puede descartar del todo, pero yo creo que la explicación es un poco más prosaica. Mi sospecha es que la redacción original decía Así da comienzo Vargas Llosa a su último libro, y que algún corrector o editor, siguiendo mecánicamente la inmemorial recomendación de evitar las construcciones complejas, la redujo a Así comienza Vargas Llosa a su último libro, sin percatarse de que así se modifica también la estructura de la oración.

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Monday, November 06, 2006

 

El bum de la novela latinoamericana


Leer el Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD) constituye, qué duda cabe, un enorme placer. No solamente porque nos permite hacer un recorrido meticuloso (aunque no exhaustivo) de las diversas manifestaciones del español, sino, quizá principalmente, porque nos coloca en primera fila para observar el funcionamiento del discurso normativo. Y es que el DPD no es un mero instrumento descriptivo, sino que pretende, como lo dijo inmejorablemente Manuel Seco al prologar su propio Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española:
orientar nuestra lengua de hoy en un sentido de unidad
entre todos lo que la hablan.
Manuel Seco. Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, xii

Es decir, la razón de ser de los diccionarios de dudas, y del discurso prescriptivo en general, es neutralizar la variación. A veces, sin embargo, por esa invisible ley de las consecuencias imprevistas, es causa de variación, o al menos, de efectos muy graciosos.

En la entrada para boom, el DPD escuetamente nos remite a la peculiar grafía bum, donde se nos explica, como la cosa más normal del mundo, que bum es una "adaptación gráfica de la voz inglesa boom", y se añade un ejemplo:
Tuvo cierta resonancia antes del bum de la novela latinoamericana, cuando el minibum [...] de la novela social española (Semprún. Autobiografía [Esp. 1977]).
La grafía bum reproduce la forma en que pronunciamos boom, pero rompe la antigua tradición escrituraria de escribir boom, especialmente en relación con fenómenos con nombres tan bien establecidos como el boom de la novela latinoamericana. ¿Tendrá que corregir Donoso el título de su ensayo y ponerle Historia personal del bum?

Pero hay algo más. Bum en inglés, además de aludir a las asentaderas, exhibe una larga serie de connotaciones despectivas (inútil, de mala calidad, parásito...). No precisamente una correlación halagadora. Nadie está diciendo que se abandone el rigor ortográfico, pero un poquito de sentido común no estaría de más.

Ah, y por supuesto, zoom se debe escribir zum según el DPD. Los respectivos plurales son bums y zums.

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Friday, November 03, 2006

 

El museo de los objetos fantásticos


Las metáforas han sido siempre una parte inextricable del lenguaje. No solamente han sido siempre parte de la práctica lingüística en todas las lenguas, sino que, desde un punto de vista técnico, su incorporación a una teoría general del lenguaje ha sido siempre objeto de controversia. Algunas escuelas ignoran el problema por completo; otras lo hacen un tema central de su reflexión. Es bastante fácil advertir, sin embargo, que constituyen una privilegiada ventana en las prácticas culturales de una comunidad.

Por esa razón, me gustaría darle una calurosa bienvenida al reciente blog de Eduardo González Cueva, llamado El museo de los objetos fantásticos, que se ha propuesto coleccionar y comentar metáforas consagradas en el discurso cotidiano, explorando sus ramificaciones sociales e incluso políticas. La premisa fantástica de un museo de piezas maravillosas le permite objetivar estas metáforas y reflexionar sobre las razones por las que atesoramos estos peculiares entes en nuestro imaginario. Si quieren conocer al lobo con piel de cordero, a la gota que rebalsó el vaso o a la ventana de oportunidad, dense una vuelta por su blog---donde, como en cualquier museo que se respete, no faltan objetos controversiales y exposiciones escandalosas.

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